sábado, 11 de mayo de 2013

CAKE POPS o bizcobolas para principiantes


¡Hola!
¡Qué calor ha hecho hoy!He sudado un montón y me he quitado y puesto el pañuelo mil veces, jiji.
Bueno, ¿ya habéis aprendido a hacer alguna de mis recetas? Son todas facilitas y si yo puedo hacerlo, vosotras/os también, sólo hay que ponerle ganas y tener paciencia si algo no sale bien a la primera. Es muy emocionante ver que algo por fin sale después de tanto esfuerzo y sobretodo observar las caras de nuestros "conejitos de indias" cuando prueban nuestros pasteles y nos dicen que están buenísimos. ¡Genial, genial! Eso es lo que le da a una un chute de energía y fuerzas para seguir experimentando en la cocina. No vale un pastel muy bonito y que luego al cortarlo está más duro que una piedra, o está seco, o insípido, o lo que es peor, ¡crudo! Creerme, sé de lo que hablo...
Llevo muchos años horneando bizcochos, y nunca me han salido igual haciendo la misma receta, ¿por qué será? Me costó mucho descubrirlo, pero al fin me di cuenta de que el problema residía en el horno y en el tiempo de cocción. En otro post os explicaré todo esto más detalladamente y cuáles son las posibles causas de los errores más comunes, y yo, Laura, ¡los he cometido TODOS!, así que estoy bien informada.
Hoy os hablaré de los cake pops, pop cakes, bizcobolas o como queráis llamarlos. Los vi por primera vez en un libro en la biblioteca y me quedé alucinada al ver que preciosas eran. Enseguida pensé Eso tengo que hacerlo yo, la cuál cosa no significaba que me salieran bien, pero tenía tantas ganas, ¡ains!. Luego en la red vi el vídeo de Bakerella y ya no pude esperar más, ¡estaba loca por probar uno!

Vamos con los ingredientes:
  • Un bizcocho normal o de chocolate de unos 800 gr.
  • Palillos largos de madera o de plástico.
Para la buttercream de chocolate:
  • 100 gr de mantequilla blanda.
  • 180 gr de chocolate fundido.
  • 25 ml de leche entera.
  • 5 ml de esencia de vainilla (una cda.).
  • 340 gr de azúcar glass (ya sabéis, comprar en la panadería por quilosssss).
Para la cobertura:
  • 240 gr de chocolate para cobertura (de postre).
  • 3 cucharadas de leche.
  • Sprinkles (dulces de azúcar para decorar) y/o gominolas.

Desmigar el bizcocho, o sea, destrozarlo completamente aunque os de pena, seguro que no os resistiréis y en algún momento no os daréis cuenta y tendréis la boca llena de migas, no me preguntéis qué ha pasado, porque si os pasa ahora, luego ya no sé qué haréis...
Aparte, preparar la buttercream de chocolate batiendo la mantequilla, luego añadimos el azúcar glass y la esencia de vainilla. Derretimos el chocolate en el micro, o al baño María con la leche y la añadimos a la mezcla. Batimos. Esta mezcla tan poco apetitosa (jijiji) la añadimos a las migas que hayan sobrado (jijiji) del bizcocho y entonces amasamos con las manos hasta obtener una masa bastante compacta. Después de chuparos los dedos y lavaros las manos ponemos papel de horno sobre una bandeja y cogemos un poco de la pasta (un poquito más grande que el tamaño de una nuez, yo diría más o menos como una pelotita de golf) y hacemos una bola con la mano y la ponemos sobre el papel de horno. Repetimos el proceso hasta terminar toda la pasta. Metemos la bandeja en el congelador (a ver, si no os cabe la bandeja, podéis utilizar lo que os quepa, la cuestión es que las bolas queden duras para que el palillo las pueda soportar sin que se suiciden). Mientras se van enfriando las bolas (qué mal suena...) cogemos un bol y fundimos el chocolate para la cobertura y vamos añadiendo la leche y mezclamos. Otra opción es meter las bolas en el frigo durante una hora, en el congelador sería unos quince minutos.
Yo recomiendo tener pensado antes de seguir este último paso, dónde colocaremos las cake pops una vez estén bañadas en el choco, porque hasta que se seque el chocolate  aquello no se puede dejar en un plato de cualquier manera porque se estropearía todo y quedaría feo. Si habéis hecho antes algún pastel de chuches (os he dejado varias recetas en otros posts) seguro que tendréis algún sobrante de porexpan. Podéis cortar un rectángulo calculando que os quepan todas y dejando un espacio para que las bolicas no se choquen entre ellas y forrarlo con papel a vuestro gusto. Os quedará un expositor muy mono y no os desesperaréis con los cake pops en la mano sin saber dónde dejarlos. Si no tenéis porex, podéis usar corcho o un vaso o algo similar.
Ahora viene la parte difícil, una vez las bolitas estén frías y más duras (madre mía, ya no sé como hablar...), cogemos un palito, sumergimos la punta en el chocolate y a continuación lo introducimos en una de las bolas (por Diosss...) hasta que más o menos calculemos que el palito esté por dentro hasta la mitad o un poquito más (que no se nos salga por arriba, sino parecerá una banderilla española o un pincho para barbacoa). Y ahora bañáis la bola en el chocolate, hummmmmmmmm, quién fuera bolitaaaa, qué placerrrrr. Bueno, qué me voy de madre, seguramente al levantarla aquello chorreará choco por todas partes. Vale, no sacudáis aquello como si fuera el trapo del polvo, por favor. Bakerella nos explica que con la mano libre debemos darnos unos golpecitos en el brazo ocupado, (entre la muñeca y la altura del codo) y al tiempo váis girando aquello y seguís con los golpecitos hasta que termine de chorrear. Veréis que aquello queda limpio de churretes si tenéis la paciencia de hacer esto. Luego decoramos con los sprinkles que queramos, bolitas brillantes, de colores, fideos de choco, de colores, corazones, en fin, posibilidades miles.
También podéis experimentar con los colores y bañar el bizcochito en chocolate de diferentes colores; yo en este caso tenía unos candy melts de fresa y de naranja y los aproveché.
Finalmente lo pincháis en el corcho, porex o lo metéis donde sea, pero de pie y si hace mucho calor lo metéis en el frigo y si es invierno lo dejáis al aire para que se seque el chocolate.
Vale, os he engañado. Mis cake pops no tienen palo, pero esa era la idea. Bueno, en realidad sí que tenían palo, pero no calculé bien el tamaño de las bolas y se me suicidaron casi todas, así que al final opté por hacerlas sin y meterlas en cápsulas de magdalena y también quedan genial. Y me he enterado de que estas bolas sin palo se llaman cake balls. Yo personalmente veo más lo del palo para los niños, es más infantil, pero la cápsula también sirve y la bola es la misma, o sea, tiene el mismo sabor.
A ver, no tenían palo, eran muy gordas, pero estaban tan buenas que fue una lástima malgastar tantas cápsulas para tan poco rato, jiji...

Así que ya sabéis, si alguna vez tenéis un bizcocho a medias y no sabéis que hacer con él, ¡no lo tiréis!

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